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Incendios en edificios de altura

En esta columna el Ingeniero de Proyectos de la Unidad de Ingeniería de Protección contra el Fuego, Sebastián Norambuena, analiza los principales desafíos que presentan la adecuada protección contra incendios de los edificios en altura.

Los edificios de altura presentan grandes desafíos desde el punto de vista de la seguridad contra incendios. La evacuación de una gran cantidad de personas, la implementación de un sistema de detección y alarma efectivo, la compartimentación vertical y horizontal, la extinción del fuego considerando la dificultad que enfrentan los bomberos para acceder a los pisos más altos, son solo algunos puntos a tener en cuenta en la estrategia de protección. Todos ellos tienen directa relación con las consecuencias que podemos observar en estos incendios, y su inadecuada consideración puede generar resultados catastróficos, tal como ocurrió en el reciente incendio del Grenfell Tower.

El día 14 de junio de 2017, alrededor de la 01:00 am (hora de Londres), ocurrió un trágico incendio en el Grenfell Tower, un edificio de departamentos ubicado en North Kensington, al noroeste de esa ciudad. Como consecuencia de este siniestro más de 70 personas resultaron fallecidas, otras sufrieron heridas de diversa gravedad y el edificio quedó inhabitable debido a los daños que se produjeron en la estructura.

El gran número de fallecidos y heridos se explica, en parte, por la alta cantidad de personas que habitaban el edificio al momento del incendio. Con más de 120 departamentos distribuidos en sus más de 67 m de altura y 24 pisos, el Grenfell Tower es un edificio de altura destinado al alojamiento de alrededor de 600 personas. Construido entre los años 1972 y 1974, principalmente en hormigón armado, en sus inicios el edificio tenía áreas comunes en los 4 primeros pisos, mientras que en los otros 20 se distribuían departamentos de 1 y 2 dormitorios. Luego de una remodelación reciente el número de departamentos se incrementó al cambiarse el uso de algunos niveles comunes.

A pesar del número de habitantes el edificio sólo tenía una escalera ubicada en el centro de la estructura, por lo que no contaba con vías de evacuación alternativas en caso de una emergencia, donde el humo puede inutilizar una salida al propagarse hacia su acceso o interior. Además, la evacuación de una gran cantidad de personas puede generar una disminución en la velocidad de traslado por sobrepasar la capacidad de las vías, incrementando el tiempo requerido para la salida. Sobre esto último es importante conocer que el tiempo requerido para la evacuación (ASET: available safe escape time) depende de los tiempos de detección, alarma, pre-movimiento y movimiento. Si bien en Grenfell Tower habría poseído un sistema de detección y alarma, no existe claridad sobre las áreas de protegía ni sobre su activación durante el incendio y, peor aún, de acuerdo a la información recopilada existiría un instructivo en el cual se indicaba que, en caso de incendio, los habitantes se quedarían en sus departamentos a la espera de que bomberos asistieran a controlar la emergencia. Como consecuencia, el tiempo requerido para evacuación se incrementó a un valor que superó el tiempo disponible de escape (RSET: required safe escape time), el cual indica el momento en que las condiciones del sitio son peligrosas para la vida.

t (requerido para evacuar) = t (detección) + t (alarma) + t (pre movimiento) + t (movimiento)

El uso de un sistema de extinción automático, correctamente diseñado y mantenido, incrementa los tiempos disponibles para evacuación, puesto que detiene el crecimiento del incendio, baja la emisión de humo y disminuye la temperatura del sitio. Lamentablemente el edificio no contaba con un sistema de extinción automático, lo que permitió el crecimiento libre del incendio.

Según la investigación efectuada por las autoridades y especialistas locales, el incendio se habría originado en un departamento del cuarto nivel y su inicio estaría relacionado con un desperfecto en un refrigerador ubicado al interior de ese inmueble. Sin embargo, hay un aspecto importante que se rescata a partir de los videos e imágenes captadas por testigos y publicadas en diversos diarios y páginas web: la propagación.

En minutos el fuego alcanzó los niveles superiores del edificio envolviéndolo completamente por sus cuatro costados, lo que tendría relación con una modificación realizada en el edificio. Entre los años 2015 y 2016, el Grenfell Tower fue sometido a una remodelación que consideró, entre otros aspectos, la instalación de nuevos ventanales tipo termopaneles y la fachada ventilada compuesta por una aislación térmica y paneles de aluminio compuesto, montados sobre una estructura de perfiles del mismo material. De acuerdo a los antecedentes recopilados los paneles compuestos tenían un núcleo de polietileno y un espesor total de 3 mm, mientras que la aislación correspondería a paneles PIR (Poliisocianurato) con un espesor de 150 mm aproximadamente, instalada directamente sobre los muros, dejando una cavidad de aire de 50 mm de espesor entre la aislación y los paneles de aluminio. El PIR es una espuma rígida que presenta una extremadamente baja conductividad térmica (alrededor de 0,025 W/m K, comparada con la lana mineral que alcanza un valor cercano a 0,04 W/m K), por lo que es un excelente aislante térmico. En ensayos de laboratorio presenta un buen comportamiento al fuego, con una baja tendencia a la propagación de llama, sin goteo incandescente. Incluso existen soluciones constructivas que utilizan PIR como aislante interno y que alcanzan una resistencia al fuego de 15 minutos o más. Sin embargo, es combustible y a pesar de su buen comportamiento en ensayos de laboratorio no es recomendable su uso sin confinamiento, puesto que bajo una radiación térmica dada puede encenderse; ésta energía pudo liberarse durante el incendio del departamento de origen a través de las ventanas u otras aberturas. El efecto chimenea que se produjo en el espacio entre el aislante y la terminación de aluminio es otro factor que facilita la propagación del fuego, así como la combustión del núcleo de polietileno de los paneles compuestos a causa de la fusión del aluminio a los 600 °C aproximadamente. Junto a lo anterior, la combustión de los paneles PIR, genera gases tóxicos incluso en mayor cantidad que otros materiales aislantes (poliestireno expandido, por ejemplo) haciendo aún más hostiles las condiciones durante el incendio.

¿Qué ocurre en Chile con los edificios en altura?
En nuestro país existe un creciente número de edificios de altura similar o superior al Grenfell Tower, desarrollándose proyectos con fachada ventilada y aislación térmica con el fin de incrementar la eficiencia energética. Muchos de estos proyectos no incluirían criterios de protección contra el fuego, especificando materiales combustibles sin analizar el riesgo de propagación del fuego o de generación de gases tóxicos en caso de incendio. Esto ocurre principalmente porque no hay requerimientos específicos en la normativa nacional, que se concentra en incendios interiores, así como tampoco exigencias sobre el comportamiento al fuego, que deben ofrecer los materiales utilizados en las construcciones, a pesar de contar con normas de ensayo generales. Estas normas han sido implementadas en los laboratorios de Dictuc, de la Unidad Ingeniería de Protección contra el Fuego, que en sus más de 15 años de existencia ha logrado experiencia en el área de caracterización de materiales y protección pasiva contra el fuego, así como en la revisión de proyectos e inspección en terreno de soluciones de protección.

En el caso de la evacuación, la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones (OGUC) indica que los edificios destinados al alojamiento de más de 250 personas deben contar con dos escaleras dispuestas “de manera tal que en cada piso constituyan vías de evacuación alternativas, independientes y aisladas entre sí”. No obstante, establece una separación de sólo 3 m en el caso de escaleras contiguas, dimensión insuficiente pues el incendio podría afectarlas a ambas en forma similar. Adicionalmente, no existe una norma nacional que incluya la metodología de diseño, selección de equipos, instalación, pruebas y mantención de los sistemas de presurización de cajas escala (obligatorios para edificios 7 pisos o más), por lo que un porcentaje importante presenta errores en el diseño y en la implementación.

Sobre la compartimentación, no hay obligaciones destinadas a contener la propagación del fuego por el exterior. Solo en los edificios con un muro cortina, la norma indica que “de existir separación entre dicho muro y los entrepisos o con los muros divisorios, ella deberá rellenarse de tal modo que el conjunto asegure, como mínimo, la resistencia al fuego correspondiente a la clase F-60, según la norma NCh 935/1 o la que la reemplace”, además de ordenar que existan antepechos y dinteles con una clasificación de resistencia al fuego F60.

Por lo tanto, es necesario actualizar las normas nacionales, pudiendo seguir como guía las normas especializadas extranjeras, como NFPA, que cuentan con requerimientos para variadas instalaciones, respaldadas por investigaciones y ensayos.

Conclusiones
El incendio en Grenfell Tower provocó pérdidas humanas e importantes daños estructurales en el edificio, consecuencias que pudieron ser evitadas con una correcta selección de los materiales utilizados en la aislación térmica, la instalación de sistemas de extinción automáticos y la oportuna alarma e información para garantizar la evacuación. Junto a lo anterior el diseño de arquitectónico que considere vías de escape alternativas se podría haber disminuido las víctimas fatales y los daños materiales.

En Chile los edificios de una altura similar a Grenfell Tower son cada vez más comunes, al igual que el uso de aislación térmica exterior debido a la creciente necesidad de ahorrar energía. Sin embargo, no existe normativa específica que regule el uso de materiales combustibles ni su instalación, lo que puede significar riesgos para la seguridad de las personas en caso de incendio. Por lo tanto, con el fin de evitar tragedias como la que ocurrió en Londres, es necesario tomar nota de lo sucedido generando cambios en las normativas e incluyendo en el diseño de los edificios criterios para garantizar la seguridad de las personas en caso de incendio.

 

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