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Combustibles de uso doméstico ¿Cuál es el más conveniente?

Cuando hablamos de combustibles, suele venir a nuestra mente la imagen de la gasolina o el diesel, sin embargo, en nuestra vida cotidiana –y en nuestro propio hogar- utilizamos otros energéticos que mediante su combustión facilitan nuestro día a día.

Desde calentar el agua de la ducha y cocinar, hasta mantener la temperatura de nuestra casa en un nivel agradable esas frías tardes de invierno, los combustibles de uso doméstico se han convertido en un elemento imprescindible para sortear nuestras labores rutinarias.

Si bien existe una amplia variedad de combustibles, hay tres que son los más utilizados a nivel residencial: la leña, el gas y la parafina. Estos dos últimos más populares en la zona central del país, mientras la leña va ganando terreno tanto más al sur de Chile estemos.

Frente a estas alternativas, la primera duda que suele surgir es ¿cuál es el combustible más conveniente? La respuesta por desgracia, no es tan sencilla de explicar. Por suerte, en Dictuc contamos con la asesoría de nuestro experto, Fabián Hormazábal, gerente de la Unidad Ingeniería Térmica y Medio Ambiente, para disipar las dudas y ayudarnos a elegir nuestra mejor opción.

Para comenzar, Fabián explica que en cuanto al gas es muy importante hacer la diferencia entre el licuado y el natural. No basta saber si este llega por cañería o en cilindros, ya que podríamos incurrir en un error. Es necesario conocer con exactitud cuál es el que usamos en casa, ya que los artefactos tienen adaptaciones específicas para cada uno, su compartimiento ante fugas es distinto y en términos económicos podrían diferir mucho.

Según Hormazábal, “el gas licuado es más pesado que el aire, por lo tanto, en caso de fuga se acumula en las partes bajas. Por su parte, el gas natural al ser más liviano que el aire, tiende a subir. En cuanto a su costo, el gas licuado en cilindros tiene un precio fijo, mientras que el gas natural tiene un menor valor unitario mientras mayor sea el consumo.”

Acá ya tenemos algunos factores a tener cuenta, a los cuales debemos sumar la cantidad de emisiones contaminantes que estamos dispuestos a soportar, así como la inversión en artefactos que nuestro presupuesto permita.

“Si nos basamos en precio, la leña suele ser el combustible más barato, pero es poco eficiente y muy contaminante. Por su parte, el gas tiene un precio más elevado, pero se puede usar con mayor eficiencia y con menores emisiones contaminantes. En un punto intermedio está la parafina”, asegura el experto de Dictuc.

Considerando estas variables, una familia podría estimar su gasto mensual de combustible multiplicando el volumen de consumo, que son las horas de uso, junto a la potencia nominal y poder calorífico, por el precio del mismo.

Sin embargo, una comparación directa se ve dificultada porque los precios de los combustibles se publican por unidades de volumen (litro o metro cúbico) o de masa (kilógramos) y no por unidad de energía que cada combustible genera, la cual impide hacer una comparación fácil y rápida.

Para el gerente de la Unidad Ingeniería Térmica y Medio Ambiente, “hoy en día las personas no cuentan con información suficiente como para tomar la mejor decisión. Es por esto que se hace necesario una mayor educación y difusión en la población de estos temas y también que se ponga a disposición de los usuarios más información técnica que permita comparar de forma sencilla los distintos energéticos.”