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Energía Solar. Una alternativa renovable para nuestro país

Durante los últimos años, las energías renovables han ido aumentando considerablemente su aporte a la matriz energética mundial, llegando en 2017 a representar dos tercios del total de crecimiento con un aporte de 178 GW de capacidad eléctrica.

Dentro de este grupo, la energía solar fotovoltaica lidera la contribución a la matriz  con una producción de 97 GW, en gran medida, debido al constante aprendizaje e investigación científica que han permitido reducir los costos y llegar a una fase de desarrollo tecnológico ya maduro.

Roberto Otárola, Ingeniero Comercial, Magíster en Ingeniería de la Energía en la Pontificia Universidad Católica de Chile y Coordinador de Proyectos en la unidad de Energía Solar de Dictuc, explica que actualmente este tipo de producción es un importante pilar en la descarbonización de la matriz energética, así como un actor relevante en la diversificación de las fuentes generadoras, la reducción de la contaminación local y la mitigación de la pobreza energética.

“La energía solar fotovoltaica es utilizada para generar electricidad de gran escala (entre 10 MW y 1 GW), comercial (entre 100 kW y 10 MW) y residencial (menor a 100 kW), pero también en aplicaciones como la desalinización, el bombeo de agua para el riego y el suministro de energía a equipos autónomos ubicados en lugares remotos”, asegura el profesional de Dictuc.

Desafíos para la energía solar

Esta energía se produce en base a la radiación solar, cuya disponibilidad es fluctuante, por lo que su generación eléctrica es variable y no despachable, siendo necesaria una adaptación tecnológica del sistema y mercado eléctrico para lograr ser considerada una alternativa viable a otros tipos de energía como la derivada de fuentes fósiles.

De acuerdo a Otárola, ciertas medidas tecnológicas como la interconexión de redes eléctricas, la integración de almacenamiento, la gestión de la demanda y un mejor balance entre las capacidades de energías renovables, podrían permitir avanzar hacia una mayor seguridad del suministro y la estabilidad de la red.

Perspectivas para Chile

Nuestro país tiene condiciones privilegiadas para el desarrollo de la energía solar. Basta constatar que en el ranking “Índice de Atractivo Inversor en Energías Renovables”, elaborado en mayo  de 2018 por la consultora Ernst & Young, Chile ocupa el lugar 11 a nivel mundial.

Un factor determinante en estos resultados es que el Desierto de Atacama cuenta con uno de los niveles más altos de radiación solar en el mundo, pudiendo sobrepasar los 7,5 kWh/m2 por día, muy por encima, por ejemplo, de los 5 kWh/m2 que hay en la Región Metropolitana.

Esta producción eléctrica, alta y económica, ha permitido que la energía fotovoltaica llegue a ser competitiva sin necesidad de ningún subsidio, permitiendo desde el año 2014, gracias a la introducción de la Ley 20.571, la conexión e inyección de energía solar de más de 2.400 instalaciones residenciales y comerciales a la red de distribución.

Según Roberto Otárola, “Chile ha podido atraer grandes empresas multinacionales de energía solar por sus altos niveles de radiación solar, una demanda energética creciente, recursos naturales limitados y su compromiso con el concepto del mercado libre.”

Apoyo de las instituciones

En cuanto el costo de la energía solar ha ido disminuyendo, más empresas, como el caso de las mineras, han comenzado a adoptar Acuerdos de Compraventa de Energía (PPA, por su sigla en inglés) con desarrolladores de plantas fotovoltaicas.

A su vez, es posible observar el compromiso del estado de Chile con la promoción de la energía solar a través de programas como los techos solares públicos o con la creación del Comité Solar de CORFO, el que busca desarrollar una industria nacional de esta energía mediante la implementación de proyectos.

Una alternativa renovable

De acuerdo a la Agencia Internacional de Energía, para el año 2040  el 40% de la matriz energética corresponderá a energías renovables, de las cuales, la solar fotovoltaica será la mayor contribuyente, potenciada en gran medida por el despliegue liderado por China e India.

En la perspectiva de Otárola, nuestro país tiene una gran oportunidad frente a este panorama. “No sólo tiene el potencial de generar electricidad para sí mismo, sino también exportarla a los países vecinos. Además, el sector de la energía solar en Chile ofrece la oportunidad de generar una industria proveedora y empleo local en el suministro de equipos, la construcción, como operación y mantenimiento de las plantas fotovoltaicas.”

Desde Dictuc, existe un total compromiso por continuar aportando al avance tecnológico en esta materia, buscando aumentar la eficiencia y masificación de esta energía renovable que, además de enfrentar la carencia energética de Chile, también es un aporte a la mitigación del cambio climático y la contaminación del planeta.